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La iglesia en tiempos del COVID-19

  • marzo 21, 2020
  • 2.8K views
  • Christian Rodríguez

El tiempo del coronavirus se está caracterizando por un temor colectivo. Aunque no es la primera vez que nuestro planeta experimenta una pandemia, sí es la primera vez para todos los que estamos vivos en este tiempo. De manera que hay temor. Hay temor a quedarse sin recursos, hay temor a morir, hay temor al aislamiento, hay temor ante la incertidumbre de la situación. Sin embargo, mi más profundo temor en este momento es que la iglesia pierda conciencia de lo que es ser iglesia. 

En estos días, viendo noticias, que es lo que más hacemos últimamente, vi una nota sobre la Eurocopa. Con una profunda solemnidad y tristeza se anunciaba que la Eurocopa será aplazada, siendo este año su aniversario número 60. La nota decía algo como: “Por seis décadas la Eurocopa se llevó a cabo sin pausa…”. Me asombró que para el que hizo el reportaje la constancia de la Eurocopa fuera una razón para lamentarse. Entonces pensé en la iglesia. 

La iglesia de Cristo se ha congregado sin parar no solo por décadas, sino por siglos, y aun por milenios. En medio de persecución, de guerras, de hostilidad, de catástrofes naturales, entre otros, la iglesia del Señor ha permanecido congregándose. Pero ahora, en medio de esta situación, millones de creyentes en todo el mundo no se van a congregar. Eso debería ser alarmante. 

Alguien podría decir: “Bueno, pero ser salvo no es ir a la iglesia”. O frases como: “Seguimos siendo iglesia en la casa”. Y es precisamente ese tipo de lógica la que me preocupa profundamente, porque muy rápidamente la iglesia puede perder consciencia de lo que es ser iglesia. ¿Qué es ser iglesia entonces?

¿Qué es Ser Iglesia?

  • La palabra iglesia comunica en sí misma lo que es en esencia: es una asamblea, una congregación de personas. La palabra iglesia viene del término griego ekklesía, que en su contexto histórico significaba asamblea, ese es el uso que se le da más comúnmente en la Biblia. Es decir, una ekklesía era una congregación de personas. Por supuesto ese es su uso más genérico, pero eso significa que una sola persona no es iglesia. No existe tal cosa como iglesia virtual, porque no hay una asamblea, no hay una congregación de personas. 
  • Al usar el término iglesia en el contexto bíblico del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de que la ekklesía es una congregación de personas que tienen una característica especial: son personas que creen en el Evangelio del Señor Jesucristo. Y la evidencia de esa fe es el bautismo, que es la ceremonia por medio de la cual la iglesia confirma o reconoce oficial y públicamente nuevos discípulos de Jesús (Mateo 28:19, Hechos 2:41). De manera que una iglesia es una asamblea o congregación de creyentes confirmados oficial y públicamente por el bautismo.
  • Podemos ahondar aún más en el concepto de ekklesía en la Biblia preguntándonos: ¿Qué caracteriza en términos prácticos a esa congregación? Es decir, la ekklesía se reúne y ¿qué hace? ¿Cuál es el ADN de esa congregación? ¿Qué la caracteriza como iglesia en la práctica? Es así como institucionalmente se reconocen en la Biblia dos ordenanzas (o sacramentos) para la iglesia y luego tres marcas bíblicas e históricas que la caracterizan. Las marcas históricas de una iglesia son:
    • La predicación correcta de la Palabra de Dios
    • La administración correcta de los sacramentos u ordenanzas. 
    • La disciplina de la iglesia. 
  • Las dos ordenanzas que tiene la iglesia bíblicamente son: El Bautismo y la Cena del Señor. De manera que una iglesia se reúne para: 
    • Confirmar nuevos creyentes a través del bautismo (Mateo 28:19-20; Hechos 2:41).
    • Confirmar a los creyentes que ya son parte de la iglesia a través de la Cena del Señor, recordando el evangelio, el sacrificio y muerte de nuestro Señor Jesucristo (Hechos 2:42; 1 Corintios 10:16, 17; 11:23-30).
    • Estudiar la Palabra de Dios a través de la predicación (Hechos 2:42; 1 Corintios 14:1-40; 2 Timoteo 3:16-4:1). 
    • Todo lo anterior implica la supervisión de la iglesia hacia sus miembros, que es lo que en términos más generales podemos llamar disciplina eclesial (Mateo 18:15-20, 1 Corintios 5:1-13).
    • A todo ello podríamos agregar que la iglesia se reúne a orar (Hechos 2:42). 
  • Podemos avanzar un último punto entendiendo no solo lo que es una iglesia en su ADN sino además qué es una iglesia ordenada, una iglesia madura, una iglesia que funciona correctamente en su ministerio como se acaba de describir. Textos como Efesios 4:1-17, 1 Corintios 12-14 o la carta a Tito, nos permiten reconocer tres características de una iglesia ordenada y madura:
    • La relación entre creyentes es una relación de humildad, de amor, de unidad, de paz y de cuidado mutuo a través del ejercicio de los dones espirituales de cada creyente (Efesios 4:1-6; Filipenses 2:1-11; 1 Corintios 12-13).
    • La unidad de la fe y de la doctrina es característica de una iglesia ordenada y madura (Efesios 4:13-16; 1 Timoteo 3:16; 17, Tito 2:1-15). 
    • Pastores que guían y capacitan a la congregación y diáconos que ejercen su ministerio de misericordia (1 Timoteo 3:1-16, Tito 1:1-15; Efesios 4:11, 12). 

Por eso es que una iglesia local requiere un pacto que defina un compromiso entre miembros para cuidarse unos a otros. Requiere una confesión de fe que de unidad doctrinal a la iglesia. Y requiere pastores y diáconos bíblicamente reconocidos y nombrados para guiar a la iglesia en su ministerio. 

Entonces llegamos a la definición que tenemos en nuestra Confesión de Fe, la Confesión de New Hampshire de 1833: “Creemos que una iglesia de Cristo visible se compone de una congregación de creyentes bautizados; asociados mediante un pacto en la fe y la comunión del evangelio; la cual practica las ordenanzas de Cristo; es gobernada por sus leyes; y ejerce los dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del mismo; y cuyos oficiales bíblicos son pastores (de manera intercambiable conocidos como ancianos u obispos) y los diáconos/diaconisas; cuyos requisitos, derechos y deberes son definidos en las epístolas a Timoteo y a Tito.”

El Dilema de Este Tiempo

Ahora bien, el dilema al que nos enfrentamos en estos días es: ¿Cómo la iglesia puede cumplir todo eso sin congregarse? En realidad, no puede. ¿Cuánto tiempo vamos a pasar sin tomar la Cena del Señor? ¿Cuánto tiempo vamos a requerir para reconocer nuevos creyentes? ¿Cuánto tiempo va a pasar sin que podamos adorar y orar juntos? La iglesia no puede cumplir lo que es su esencia como iglesia si no se congrega. Entonces la siguiente pregunta es más preocupante: ¿Cuántos creyentes son conscientes de esto?

Le ruego al Señor que mis hermanos de cada iglesia local anhelen el poder retomar el culto dominical, no simplemente como un acto social agradable o una rutina más en su agenda, sino realmente por lo que es ser iglesia. Que sintamos que nos falta algo porque no estamos disfrutando de los medios de gracia en todo su esplendor como lo hacemos cuando nos podemos congregar. 

Desafíos para la Iglesia

Hermanos, el congregarnos como asamblea solemne convocada por el Señor para representar a Su reino en esta tierra, es uno de los actos más gloriosos de los que podemos participar como creyentes. Y no hay ninguna estrategia tecnológica o virtual que haga justicia a la esencia de ese acto. Por eso, como pastor quiero animarlos a lo siguiente: 

  • Tengan presente conscientemente: Nada de lo que hagamos en estos días como respuesta a la situación en la que estamos viviendo reemplaza el congregarnos. Ni siquiera si nos reunimos en grupos pequeños estamos realmente congregándonos como iglesia.
  • Oren porque podamos volver pronto a nuestra dinámica de iglesia. No simplemente por volver a una rutina, o por normalizar la situación, sino para disfrutar de los medios de gracia que son nuestros por congregarnos (tales como la Cena del Señor, el ejercicio de dones, la predicación pública de la Palabra, la supervisión y cuidado mutuo).
  • Lean el pacto que nos une como miembros de nuestra iglesia local, prestando especial atención a los puntos que pueden cumplir aun cuando no nos podemos congregar, e intencionalmente busquen maneras de llevarlos a cabo.
  • Aprovechen las estrategias tecnológicas que nos permiten mantenernos los más unidos posible para orar juntos y escuchar la predicación de la Escritura. 
  • Hermanos, que este tiempo no sea un distractor para olvidar la importancia de la iglesia, sino que, al contrario, sea un tiempo para valorar a la iglesia local, valorar el congregarnos y valorar los maravillosos medios de gracia que son nuestros por pertenecer a una iglesia local bíblica. 

Que el Señor los fortalezca en este tiempo tan particular. 

Christian Rodríguez

Christian sirve como pastor en la Iglesia Bautista Renacer en Bogotá, Colombia, junto a su esposa Carolina. Es Ingeniero Electrónico de profesión, pero desde el 2014 es pastor de vocación y ahora adelanta estudios de Maestría en Divinidad en el Seminario Teológico Bautista del Sur.

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2 comentarios
  1. CONSUELO PATRICIA PINEDA TORRES dice:
    marzo 21, 2020 a las 12:41 pm

    Muchas gracias Pastor. Dios nos permita en Su Infinita Misericordia el poder congregarnos pronto y disfrutar de la comunión con todos los hermanos de IBR y recibir juntos Su Bendita Palabra expuesta por nuestros amados Pastores.

    Responder
  2. Hé tor Fabio Quintero González dice:
    marzo 21, 2020 a las 1:45 pm

    Sin pretender conocer cuál es el designio y el propósito del Señor con esta pandemia, creo que será un medio para identificar quienes realmente tienen a Jesucristo en su corazón y al Evangelio en su mente.

    Responder

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